EL SANTO ROSARIO
HISTORIA DEL ROSARIO
A fines de los primeros tiempos de la Iglesia, María estuvo asociada a Jesús en el amor de los cristianos y en la oración de los fieles y, poco a poco, en el curso de los siglos se fue formando la oración que es el fundamento del Santo Rosario. El Ave María. Ya en el Siglo III parecía que los cristianos se volvieran a María utilizandolas palabras que el Arcángel Gabriel pronuncia a la Virgen durante la Anunciación: “¡Dios te salve, María, llena eres de gracia!”
En el siglo VIII se incorpora al saludo del ángel la exclamación de Isabel, durante la visitación: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!”.
En el siglo XIII la mística Gertrudiz incluye el nombre de Jesús al fin del Ave María; “…bendito el fruto de tu vientre!, Jesús”.Al final del siglo XV aparece la formula: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores”
El término “rosario” proviene del latín “rosarium”, “rosario”, y a partir del siglo XIII sirvió para indicar la oración que formaron como una corona de rosas a la Virgen (de la acepción latina corona, o sea girlanda.
En el orígen del Rosario estpan los salmos de David, recitados en los monasterios durante el arco de la oración semanal. Para obviar la dificultad de aprender de memoria todos los salmos fuera de los centros religiosos, un monje irlandés, cerca al 1850, propuso sustituirlos con el rezo den150 Padre Nuestro. Para contar la oración se usaban piedras y luego cuerdas con 50 ó 150 nudos.
En el siglo XIII los monjes cistersenses desarrollaron la nueva forma de rezar llamada “rosario”; muy similar a la actual, porque la comparaban a una corona mística de rosas para la Virgen.
Se trata de una oración devocional y contemplativa, que se fue difundiendo hasta la obra de la orden de los Predicadores, fundado por Santo Domingo, y, sucesivamente, a los confraternidades del Santo Rosario, fundadas por San Pedro de Verona, dominico. Se cuenta que fue la propia Virgen, en una aparición a Santo Domingo, que le hizo conocer que la corona del rosario era un remedio para los cristianos contra las herejías.
En el Renacimiento, precisamente en el 1521 se tiene la formula definitiva del santo rosario.
Esta oración consta de cinco series de diez Avemarías, precedidas de un Padrenuestro cada una unida a la meditación de los misterios (momentos significativos de la vida de Cristo y de María) organizados en “gozosos, dolorosos, gloriosos”. La versión integral de la meditación preveía la contemplación de quince misterios, por un total de 150 Avemarías (En analogía, constatada, con los 150 salmos del Salterio.
En el 2002 fue adherida la meditación de otros cico misterios, llamados “de la luz” y obra de Juan Pablo II, sumando así en un total d 200 Avemarías. Las cuentas se tienen hacindo fluir entre los dedos, los granos de la corona.
El Rosario fue aprobado aen nombre del Papa por el Cardenal Alessandro Nanni Malatesta, pero el Primer “Papa del Rosario” fue Pio V, di formación dominica; en el 1569 describe los frutos de Santo Domingo, recogiendo con esta oración e invitando a todos los cristianos a utilizarla.
Leone XIII, con sus 12 encíclicas sobre el Rosario fue el segundo <>.
Juan Pablo II escribe la carta la apostolica <>, tratando sobre la actualidad del rezo del Rosario, sobre su importancia en la vida de los fieles, en cuanto “ eso concentra en sí la profundidad del completo ensaje evangelico, del que es casi un compendio”.
Dese el 1478 hasta hoy se cuentan más de 200 documentos pontificios sobre el rosario.
En muchas apariciones la Virgen misma ha indicado al Rosario como la oración más necesaria para el bien de la humanidad. En la aparición de Lurdes de 1858, la Virgen tenía una larga corona del Rosario en el brazo. En 1917 en Fátima como en los últimos años en Medjugorje, la Virgen ha exhortado a recitar el Rosario todos los días, dejando para ello varias promesas; entre las más bellas recordamos:
“Aquellos que me servirán con constancia recitando el Rosario, recibirán alguna gracia especial”.
El Rosario serpa un arma poderosísima contra el infierno, eliminará a la vz, liberará del percado, destruirá las herejías. Hará reflorecer las virtudes y las obras santas, obtendrán las almas abundantes misericordias de Dios.
Las alma qu se encomienda a mí con el Rosario no perecera. Los verdaderps hijos de mi Rosario gozarán de una grande gloria en el Cielo, liberaré cada día del purgatorio a las almas devotas de mi Rosario; cualquier cosa que pidan con el Rosario la obtendrán”
Grandes prodígios fueron atribuídos al rezo del Rosario a lo largo de la historia; recordemos la “Victoria de Lepanto” del 1571, que detuvo la avanzada turca por el mar, atribuída por Papa Pio V a la Virgen, y la sucesiva institución de la Fiesa de la Virgen del Rosario, en su honor. También la “Batalla de Viena” del 1683 que detuvo a los turcos fuera de tierra, fue una gracia de María. Después de la batalla, Papa Inocencio XI instituyó la fista del Nombre de María, fijada el 12 de setiembre.
LOS SANTOS DEVOTOS DEL ROSARIO
Entre las figuras de los santos hombres y mujeres de los siglos pasado, entre todos, destaca el amor de Padre Pío d Pietrelcina con ese amor que le ha tenido a la Virgen. Celebrando la Santa Misa a las 4 de la mañana , estaba generalmente preparado para ella recitando varias coronas del rosario, igualmente hacía en l momento de agradecer, despues de la celebración. Interrogado un día sobre el número de coronas que él rezaba cotidianamente; él respondió que eran más de un cenetenar. Delante del estupor de quienes lo escucharon, Padre Pío mostró la misma sorpresa por el hecho de que los oyentes no hacían lo mismo.
Otro ejemplo es el del santo sacerdote, apóstol del Rosario, Juan Bautista de La Salle, llamado “El Sacerdote del Rosario”, por la actitud de vigília con la que el traía el Rosario entre sus manos.
San Luís Grignion de Montfort decía que “un sacerdote que dice y predica el Rosario obtiene más frutos en un mes que otros en un año”.
Del Santo Cura de Ars, apóstol del confesionario, se decía que <>. El Rosario era su cadena de gracia para sí mismo y para las personas que confesaba.
Aquel grande y empecinado Santo de Roma, San Felipe de Neri, llevaba por el Rosario un afecto a la par al extraordinario amor que le tenía a la Virgen. Se le preguntaba por una práctica religiosa que hacer, respodondía sin dubitar:
<<Recen devotamente el Rosario e recítenlo mucho>>.
<>. Así decía la hermana Tonietta de la humilde vidente de Lurdes quien tenía el privilegio de rezar el rosario bajo la mirada de La Inmaculda, mientras ella misma hacía correr la corona entre los dedos.
Pensamos también en Santa Caterina Labourè, quien recibió el don de la Medalla Milagrosa. Hasta el momento de su muerte exhortó a sus hermanas a recitar siempre el Rosario “Y recitarlo bien”.
Santa Juana de Arco responde al mismo rey que le preguntó: “qué estás soñando” mientras cavalgaba toda absorta: “Gentil, Señor, estoy rezando el Rosario”.
APRENDAMOS DE LOS SANTOS
Rezar el Rosario es como acoger a María en nosotros, haciéndola entrar en la morada de nuestra pobre persona. Como San Juan Evangelista, el apóstol preferido de Jesús que “llevó a María a su casda” (Jn 19,27), somos invitados de quien nos ha precedido a volvernos puros de corazón y ardientes de amor por ella. Acojámos entonces la invitación de Santa Bernardita quien nos ha recomendado este secreto:
<mamá…mamá>>.
Deliciosos estos Santos…!
By Michela Botteghi
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