El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo
La Fiesta aquí mencionada (también más conocida como el Corspus Christi) es una de las más bellas de nuestro calendario liturgico católico y puede ser vista antes en la alimentación a los Israelitas mientras estaban haciendo el camino en medio del desierto dirigidos por Moisés a la Tierra Prometida (Exodo cap 16) Cada mañana en la inmediata cercanía de sus campamentos estaban cubiertos de Maná, el cual recolectaban lo suficiente para la jornada y no más. Este regalo duró hasta que entraron a la Tierra Prometida bajo la guía de José, porque habían dejado el desierto y estaban entrando en la Tierra de la leche y miel.
El primer indicio de la realidad de esta fiesta se puede encontrar en la multiplicación de cinco panes y dos peces que tuvo lugar tradicionalmente en las orillas del mar de Galilea después que la gente había pasado una jornada de escucha de sus enseñanzas y de muchas sanaciones de enfermos .
Es notable que este sea el único milagro del Señor Jesús registrado en los cuatro evangelios. Por otro lado San Juan utiliza este milagro como un preludio para su discurso sobre la Santa Eucaristía a la que el resto del sexto capítulo de San Juan está dedicado.
El discurso es muy inconfundible, e imposible de no comprender la enseñanza del Señor Jesús. Por ejemplo leamos: Yo soy el pan vivo bajado del cielo, quien coma de este pan vivirá eternamente y el pan que les doy es mi carne para la vida del mundo (Juan 6,51)
Lamentablemente quienes lo escucharon no creyeron excepto sus discípulos
Esta pomesa del Señor Jesús se realizó la noche antes de morir, durante La Ultima Cena. “Después tomó el pan, y después de haber dado gracias lo partió y se los dio diciendo; Este es mi cuerpo que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria mía. Del mismo modo tomó el caliz y drespués de haber cenado les dijo: Este es el caliz de la nueva alianza, es mi sangre derramada por ustedes” Lc.22.19, 20.
En los siglos que han pasado desde la Ultima Cena, nuestra Santa Madre, la Iglesia, no ha olvidado nunca seguir las instrucciones del Señor Jesús y de poner a disposición de los fieles el Cuerpo y la Sangre del Señor Jesús, en el santísimo sacrificio de la Misa. De esta manera compartimos los meritos de su Pasión, Muerte y Resurrección y como peregrinos de un largo viaje de aquí a la eternidad nos nutrimos de su Cuerpo y Sangre.
Padre Michael, Parroquia de San José, Abu Dhabi, Emiratos Arabes Unidos.
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