El mandamiento nuevo: vivimos para amar
Cuanto más nos acercamos a entender y poner en práctica la Palabra de Dios en nuestras vidas, más son los desafíos que se nos propone.
Entrenando todos los días en el gimnasio del corazón son innumerables los ejercicios y esfuerzos que efectuamos para seguir e imitar a nuestro Maestro ‘entrenador’.
Cada uno de nosotros en principio quieren una vida sana y feliz. Tenemos sueños, proyectos, o en la actualidad tenemos metas para el nuevo año que acaba de comenzar. Tratamos a veces, como en un gimnasio, de obtener resultados rápidos sin ser conscientes de las consecuencias y los pasos a seguir. Nos desanimamos, nos cansamos y perdemos la fe, la senda y la verdad que al principio habíamos puesto en nuestro camino: el amor.
El amor no es visto como una atracción física, sino como una fuerza de la creación, es aliento de vida, y la razón divina por la que existimos, somos herederos y compañeros de viaje, coautores de nuestro destino y el mundo que se construye. Podemos ser ricos o pobres, fuertes o débiles, profesores o estudiantes, trabajadores o gerentes, pero todos tenemos un potencial innato: la riquezade amar.
Si en nuestras actividades cotidianas, en el aula o en el trabajo de fábrica, en el del que sirve café en un restaurante o de aquel que conduce un tranvía, transíta entre salas de los hospitales o en labora calles limpiando las calles de nuestras ciudades, en los discursos políticos, en el encontrarse con amigos, en todo ellos somos de amor hechos para amar.
Parecería tan fácil ver a un atleta ejecutar un ejercicio de gimnasia artística, nos gusta el espectáculo a pesar de no haber asistido a su entrenamiento y formación continua, lleno de sacrificios y privaciones que han hecho posible esta actividad.
Entonces, ¿cómo debemos hacer?
En nuestro manual de entrenamiento, el Maestro Jesús nos muestra un nuevo ejercicio para seguirlo: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si se aman los unos a los otros “. (Juan 13: 34-35)
Ahora queda en nosotros entender nuestras falencias para no amar, y la razón por las que negamos este amor. Donde no lleva la luz de Cristo con nuestros gestos y palabras o no tratamos de ponernos en el lugar de los otros. En esta nuestra 48ª Maratón dirigimos nuestra oración pidiendo al Espíritu Santo que nos permita vivir para amar, comprender a los demás y ser la luz de Cristo entre la gente; para Cristo.
Maratón Internacional de la oración número 48
El mandamiento nuevo: vivimos para amar
28-29-30 de enero de el año 2016
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