Todo por Dios
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Estamos en Cuaresma, tiempo de oración, ayuno y silencio. En cada celebración Eucarística, somos invitados al banquete del Cordero; el Hijo de Dios hecho hombre se sacrifica por nosotros y se nos da para ser uno con nuestras condiciones y salvarnos.
“Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día” (Juan 6:54).
Para entender la importancia de estas palabras, intentemos analizar concretamente cómo podemos vivir el camino de Cuaresma en la gracia.
Tiempo de oración:
Transformando nuestras acciones, palabras y actitudes en armonía con la voluntad de Dios, la verdadera oración se convierte en nuestra vida.
Tiempo de ayuno:
Abstenernos de todo lo que nos aleja del Reino de Dios y de todo lo que ralentiza nuestra carrera hacia Jesús.
Silencio:
Protegiendo nuestras oraciones del ruido del mal. Como dulces sinfonías, nuestras aspiraciones no deben ser cubiertas por notas discordantes o por el ruido del mundo que intenta distraernos.
Especialmente durante esta época del año, cuando recitamos el Vía Crucis, meditemos en cómo Jesús se ha entregado completamente a nosotros y cuál debería ser nuestra respuesta. Señor, danos la gracia de entender lo que has hecho y haces por nosotros, ayúdanos a abrir nuestro corazón para que sea todo tuyo y que todo nuestro ser esté centrado en Ti.
133ª Maratón Internacional de Oración
Todo por Dios
16-17-18 de marzo de 2024
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