¿Estamos conectados?
Si en este momento estás leyendo este artículo es porque tienes un instrumento tecnológico que te permite hacerlo: tu teléfono celular, tu tableta, una laptop… de pronto también haces uso de las redes sociales y con ella te comunicas con otras personas. Vivimos en un momento histórico donde nos repiten que las tecnologías nos acercan, que estas permiten que nos “comuniquemos”; pero ¿realmente lo hacemos? Comunicar encierra la idea de dialogar, de intercambiar información, por eso las llamamos “redes” y las redes unifican.
Cuando escuchamos con mucha frecuencia sobre atentados terroristas, la mayoría de estas ocurre por esas “diferencias religiosas” en donde las respuestas irracionales hacen que la violencia sea la única forma de “manifestar” la oposición de una idea sobre otra.
Seguramente en tu barrio debe existir gente de diferentes profesiones religiosas, y cuántas veces se han organizado para conocerse mejor, conocer su pensar, su forma de expresar su fe y cuántas veces sólo nos quedamos en los limitados “prejuicios”. Simplemente no hay conexión.
El dialogo se inicia con una invitación, y esa es la iniciativa con la que podría iniciarse los cambios. Jesús solía conversar, “conectarse” con la gente que no necesariamente pensaba como él: los maestros de la ley, las autoridades políticas, gente de otras culturas y modos de vivir. Por eso en el Evangelio encontramos gente que hace preguntas y ahí está Jesús exponiendo sus respuestas con amabilidad, sabiduría, paciencia y escucha.
El diálogo interreligioso no significa una forma de debilitar una fe, por el contrario este hace que al comunicarnos nos “encontremos”. El evangelio no es un manifiesto vertical e intolerante, es una buena noticia compartida sobre el amor, la fraternidad y el respeto a la vida.
A aquellos que temen y se escandalizan cuando ven a los pastores de diferentes iglesias compartir un mismo espacio en donde participan de los rituales con respeto, simplemente les costará entender que la Iglesia se sostiene en el pilar más sólido de todos: el amor y el amor que no dialoga, no comunica, no interactúa es sólo egoísmo o narcisismo. Sembremos paz, dialogando.
Te invitamos a orar con nosotros para que se produzcan más diálogos entre nuestros pastores y que esto produzca el fruto más necesario en estos días: La Paz.
Pidamos, a fin que haya un verdadero respeto por los países que acogen a otros, por la seguridad y salvaguardia de estos lugares, personas y de la fe que se profesa.
Unidos en oración este: 28-29-30 Junio
Por el diálogo interreligioso
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