2. El Canto de la Maravilla
San Pablo escribió a los cristianos de Roma: “lo que de Dios se conoce es a ellos [los paganos] manifestado, pues Dios se lo manifestó. En efecto, sus atributos invisibles, es decir, su poder y su naturaleza divina, vienen contenidas y contempladas desde creación del mundo a través de las obras de sus manos (Romanos 1:19-20). Delante de una puesta de sol fulgurante, del colorido manto que cubre los campos en primavera, de un claro cielo estrellado o en frente de una nueva vida que nace, ¿quién no se estremece de dulzura? ¿Quién no puede hacer suya la exclamación maravillada del salmista: “¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra (…) Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas! que se han establecido, qué es el hombre para que te acuerdes de él? “(Sal 8,1.4-5). Meditando en frente del hombre creado descubre que él vino de las manos de Dios, en forma de un milagro: (Salmo 8:5-7). Meditando delante de todo lo creado, el hombre descubre haber sido sacado de las manos de Dios, plasmado como un prodigio”. Qué es el hombre para que te acuerdas de él? apenas inferior a un dios lo hiciste; de gloria y honor lo has coronado. Le has dado poder sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies ” Se da cuenta de que ha recibido de Dios la capacidad de controlar la creación, casi una prolongación de la creatividad, se da cuenta que ha recibido discernimiento, la lengua, los ojos, los oídos y el corazón, el conocimiento, ciencia e inteligencia para pensar, para distinguir entre el bien y el mal, toma consciencia del temor de sí que Dios ha puesto en su corazón (cf. Sir 17:1-8). Desde su ínterior empieza a fluir, el canto de alabanza, asì bien lo expresa el Sirácides: Escúchenme Hijos míos santos, y crecerán como el rosedal plantado junto al arroyo.Expandan un olor agradable como el incienso, que se abran sus flores como el lirio, den su perfume y entonen un canto ¡Bendigan al Señor por todas sus obras.Glorifiquen su nombre y publiquen sus alabanzas; canten, toquen el arpa, aclámenlo diciendo: ¡Qué hermosas son las obras del Señor! (Sir 39.13-16) (continued).
Laila Lucci
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